Aquí estamos, otra vez, viendonos las caras los mismos de siempre, los que estamos con colo-colo en buenas y malas, pase lo que pase.
Cuando nombran en la tele, si, cuando suena por ahí que hablan de los "antisociales" que según dicen se cogotean entre ellos mismos, y que corren las armas y la violencia y todo lo demás. Claro, para mucha gente que habla de más, la garra blanca puede ser la fiesta mas terrible de los flaites, o la reunión con más convocatoria de los delincuentes. Quero dejar en claro primero, que lejos de ser flaite y mucho menos señorita de tanta hopocresía superficial, soy garrera hasta la muerte, colocolina hasta que me muera. Bueno, a todos esos que se llenan su boquita de prejuicios, debo aclarar, que no pueden decir lo que aquí dentro pueden encontrar si no se han dado el tiempo de conocer todo lo se vive, el carnaval de la garra blanca es una voz, y todos pueden escucharla, pero las gargantas están ahí, y entre hermanos celebran... hermanos, señores míos, hermanos hijos de un mismo sentimiento, a pesar de la gente que le hace mal a esta familia, nunca se pueden avitar los interesados, los que aparecen cuando conviene y se llenan la boca de orgullos que nunca pudieron ser levantar la cabeza después de una derrota, o darle la mano al equipo cuando más lo necesitaba.
Muchos podrán estar de moda con el indio estrellado lleno de copas, pero si lo que siento es moda entonces que se muran todos los hijos de puta que jamás han sido capaces de dejar un fin de semana de lado, o los que jamás han cambiado un copete por una entrada para ir a dar el aguante a su club, entonces que se mueran los alumbrados que nada saben de sentimiento.
Colo-colito, más que todo, te llevo en el corazón, y por ti daría la vida.
Somos la familia, garra blanca, los que nunca se van, los que ven pasar a personajes que dejan tal vez su marca, pero jamás pasamos nosotros, porque somos la familia, y la familia es lo único incodicional, siempre.-
jueves, 3 de septiembre de 2009
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